domingo, 6 de febrero de 2011

Nunca, en ningún lugar,ni nadie nos preparó para mentalizarnos de lo que perdemos al hacernos mayores, al ser adultos. Mi entorno no quiso que yo tuviera prisa por saberlo, dado que he sido excesivamente realista y negativa toda la vida.
Subo las escaleras del metro escuchando por tercera vez "White Winter Hymnal", que no tengo ni puta idea de que significa, pero su melodía me engancha de manera instintiva esta mañana, mis pasos siguen su ritmo y lo que más deseo es dejar pasar las estaciones y dedicarme el día. Pero no, bajo en Callao subo la mirada veo mi edificio y pienso que me quedan dos tristes minutos de ansias de vivir, deseo no encontrarme con nadie en el ascensor para poder disfrutar del final de la canción y así recordarlo durante el resto del día a modo de melodía de acompañamiento. Error, me cruzo con mi jefa y me dice que debo enviar por mensajero algo. Modo on activado, se acabó ese gusanillo, ese tiempo para pensar gilipolleces y luego contarlas, escribirlas, fotografiarlas. Llamo al mensajero y me prometo escribir luego esto y madurarlo más, pero no hay tiempo.

2 comentarios:

Diego González dijo...

Bienvenida a los treinta años. Ahora es cuando descubres que lo de "crecer", en realidad se acabó a los 24, lo que estás haciendo desde entonces es "envejecer".

Anónimo dijo...

No me jodas que trabajas en FNAC???!!!
Discos ya!