miércoles, 2 de marzo de 2011

Detesto hacer maletas, pensar qué me voy a poner mañana y hacer planes con mucha antelación, tampoco me gusta que me cambien los planes en el último momento, o tener que decidir qué voy a almorzar la noche antes. No me gusta hacer planes, me gusta vivir el presente como si fuera eterno, si pienso en el futuro me angustio y paralizo. Ir a la compra es algo tortuoso, debo pensar que me apetecerá comer y elegir los ingredientes y calcular plazos. Con el dinero igual, este año que he vivido con 1000 € al mes yo sola sin endeudarme, ha sido muy triste porque no había lugar a la improvisación, como volver a los 15 y al llegar a los 20 € decir "me voy a casa que no tengo más dinero", o "me quedo con este jersey pelotillero". Eso sí, he aprendido a sacar partido a las cosas y buscar el detalle para sentirme un poco especial, quiero decir, que voy con un conjunto negro desgastado, pues me pinto los labios de rojo (fui lista y me fui de casa con un fondo de armario y maquillaje, indispensable, nada de ahorrar para la fianza). Algunos me dicen que debo sentirme orgullosa de haber pasado el año con mis dinerillos y mis cuentas, pero yo siento que me he traicionado, sí, soy una imbécil.
Esto he pensado porque unas personas que se dedicaron a evaluarme hace unas semanas han valorado como muy bajo mi capacidad de análisis y desarrollo de planes, algo muy importante para un directivo o una persona que tiene a su cargo a un equipo, en cambio soy muy buena plantificando y organizando.
Me siento un poco desdoblada, digamos, pero es la verdad, y también me siento un poco derrotada porque no se cómo voy a arreglar lo del desarrollo de planes cuando es algo que nunca me ha gustado, pero claro, entiendo que es algo importante para ser algo más que un "pasapapeles" que no esté al borde del desastre cada poco tiempo por no haber planeado bien algo, o simplemente para asumir uno su vida. Yo lo he intentado disimular, pero intuía que llegaría el día en que la gente lo viera, mis jefes digo, o que me llevaran al hospital con un ataque de ansiedad si me diera un tabardillo por asumir todos los papeles en mi para sacar adelante algo, que es lo que vengo haciendo hasta ahora.
Qué desastre, no me voy a venir abajo, pero esto no ha hecho más que empezar.

GETTING BETTER